En este 12 de abril del 2024, se dio a conocer la sentencia del espía colombiano naturalizado ciudadano norteamericano, Víctor Manuel Rocha. Fue sentenciado a 15 años de prisión federal más una multa de 500 000 dólares tras admitir que había reunido información para los servicios de inteligencia de la dictadura de Cuba desde 1981.
Los fiscales y el abogado de Rocha indicaron que el acuerdo de culpabilidad incluye una sentencia acordada, pero no revelaron detalles en la primera audiencia que tuvieron. Prácticamente se formalizó un acuerdo de culpabilidad y sentencia. “Estoy de acuerdo”, dijo Rocha, con las manos y los tobillos esposados, cuando la jueza del tribunal federal de distrito Beth Bloom le preguntó si deseaba cambiar su declaración a culpable. A cambio, la fiscalía aceptó retirar 13 cargos, entre ellos fraude electrónico y declaraciones falsas.
Sería importante analizar el recorrido de este espía para conocer como llegó a tener acceso a tanta información clasificada que comprometiera tanto los intereses federales del gobierno de los Estados Unidos. Cuales fueron sus orígenes e impulsos que lo llevaron a comprometerse con la dictadura cubana.
Inicios y Estudios
Víctor Manuel Rocha nació el 23 de octubre 1950 en Bogotá Colombia. Sus padres emigraron junto con él en edad temprana, a la ciudad de Nueva York en Estados Unidos. Creció en los proyectos de vivienda Morningside Heights en Harlem, Massachussets. Se graduó en 1969 en la escuela privada Taft, localizada en Watertown, Connecticut. Posteriormente se graduó en la Universidad de Yale, una universidad privada de la Ivy League ubicada en New Haven, Connecticut. Concluidos sus estudios universitarios recibió una maestría en administración publica en la reconocida internacionalmente Universidad de Harvard en 1976 y una maestría de Ciencias en Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown en 1878, año en el que el mismo obtuvo la ciudadanía norteamericana a través de la naturalización.
Carrera Profesional
Posterior a todos sus estudios, en 1981 comenzó a trabajar en el departamento de estado de los Estados Unidos de América sirviendo como oficial político en la Embajada de Estados Unidos en República Dominicana hasta el año 1985.
Entre los años 1987 y 1989 trabajó como oficial de Asuntos Políticos-Militares de la Embajada de Estados Unidos en Honduras. Luego fue primer secretario de la Embajada de Estados Unidos en México hasta 1991. Ese mismo año pasó a ser Jefe adjunto de la embajada de Estados Unidos en Santo Domingo, República Dominicana. En 1994 pasó a ser Director de Asuntos Interamericanos en el consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos influyendo en la diplomacia con el gobierno cubano.
En 1995 pasó a ser Subdirector de la Sección de Intereses de Estados Unidos de la Embajada de Suiza en la Habana, Cuba, cargo que ocupó hasta 1997. Destacar que dicha embajada fue la embajada de facto de Estados Unidos en la Habana hasta el deshielo diplomático cubano-norteamericano que se produjo en el año 2015, año en que Cuba y EE.UU retomarían diálogos diplomáticos bajo la presidencia de Barack Obama.
En julio de 1997 a noviembre de 1999 se desempeño en el cargo de jefe adjunto de la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, Argentina. El presidente Bill Clinton lo nombró embajador de Estados Unidos en Bolivia el 14 de junio del 2000, cargo que ocupó hasta el 7 de agosto del 2002. Durante este período de tiempo causó gran polémica al amenazar con retirar la ayuda financiera de Estados Unidos a la guerra contra las drogas si el izquierdista y exsindicalista cocalero Evo Morales ganaba las elecciones. Evo Morales perdió esas elecciones, pero fue elegido presidente por primera vez en los comicios del 2005.
El presidente de Bolivia, Jorge Quiroga Ramírez (centro), acompañado por el embajador estadounidense Manuel Rocha (derecha) y el ex presidente boliviano Jaime Paz Zamora (izquierda), el 27 de noviembre de 2001 en La Paz. (Foto de GONZALO ESPINOZA/AFP)
Formó parte del consejo asesor Internacional de la Universidad de Miami. Fue miembro del Consejo Internacional sobre terrorismo de Henry Kissinger y formó parte del proyecto de transición a Cuba de la Universidad de Miami.
Su carrera postgubernamental también incluyó tiempo como asesor especial del comandante del Comando Sur de Estados Unidos y, más recientemente, como partidario de Donald Trump y de la línea dura del gobierno estadounidense hacia Cuba, una imagen que, según amigos y fiscales, Rocha adoptó para ocultar sus verdaderas lealtades.
Peter Lapp, que supervisó la contrainteligencia del FBI contra Cuba entre 1998 y 2005, dijo que la rápida resolución del caso no sólo beneficia al anciano Rocha, sino también al gobierno, que puede aprender mucho sobre la infiltración de Cuba en los círculos de política exterior de Estados Unidos.
Normalmente, en los casos de contraespionaje el acusado es imputado de espionaje. Pero Rocha estaba acusado del delito menos grave de actuar como agente extranjero, que conlleva penas máximas de entre cinco y 10 años de prisión, lo que facilitó que los fiscales y Rocha llegaran a un acuerdo.
“Ambas partes salen ganando”, dijo Lapp, que dirigió la investigación sobre Ana Montes, la funcionaria estadounidense de más alto nivel que haya sido declarada culpable de espiar para Cuba. "Él obtiene un beneficio significativo y la oportunidad de volver a ver a su familia, y Estados Unidos podrá llevar a cabo una evaluación completa de los daños que no podría hacer sin su cooperación”.
“Hay detalles que realmente sólo pueden venir del acusado”, añadió.
El FBI detuvo a Rocha en su domicilio de Miami bajo cargos de participar en “actividades clandestinas” en nombre de Cuba al menos desde 1981 —año en que se incorporó al servicio exterior de Estados Unidos—, lo que incluye haberse reunido con agentes de la inteligencia cubana y haber facilitado información falsa a funcionarios estadounidenses sobre sus contactos.
Rocha hizo una serie de confesiones grabadas a un agente encubierto del FBI que se hizo pasar por agente de la inteligencia cubana, en las que elogió al difunto líder cubano Fidel Castro como “comandante”, tachó a Estados Unidos de “enemigo” y se jactó de sus servicios durante más de 40 años como infiltrado cubano en el corazón de los círculos de la política exterior estadounidense, dijeron los fiscales en actas judiciales.
“Lo que hemos hecho... es enorme... mayor que un Grand Slam”, se le cita en una de varias conversaciones grabadas en secreto.
Las autoridades federales han dicho poco sobre lo que Rocha hizo realmente para ayudar a Cuba, y los investigadores del FBI y del Departamento de Estado han estado llevando a cabo una evaluación confidencial de los perjuicios que podría llevarse años.
Pero una investigación reciente de The Associated Press descubrió que se habían pasado por alto muchas señales de alarma a través del tiempo.
Entre ellas figuraba un aviso que un antiguo agente de la CIA recibió en 2006 en el que se advertía que Rocha trabajaba como agente doble. Nunca se investigó. Y datos de inteligencia por separado revelaron que la CIA ya sabía en 1987 que Castro tenía un “supertopo” muy infiltrado en el gobierno de Estados Unidos, y algunos funcionarios sospechaban que podía tratarse de Rocha.
¿Cómo fue descubierto?
Manuel Rocha habría estado espiando en favor de Cuba desde por lo menos 1981, el año en el que se incorporó al servicio exterior estadounidense.
De acuerdo con la agencia AP, el FBI se enteró de los vínculos de Rocha con Cuba el año pasado y arregló una serie de encuentros encubiertos en sitios discretos, como una iglesia y una zona de comidas al aire libre, en el centro de Miami.
Las autoridades de Estados Unidos no han revelado cómo Rocha atrajo la atención de los servicios cubanos ni detallaron qué información delicada pudo haber proporcionado al régimen comunista.
Un agente encubierto del FBI llamado “Miguel” logró obtener información y pruebas en contra de Rocha, algo que permitió su arresto. Ambos se reunieron tres veces.
Según la fiscalía de Estados Unidos, Manuel Rocha admitió sus “décadas” de trabajo para Cuba al agente encubierto del FBI que se había hecho pasar por representante de la Dirección General de Inteligencia cubana (DGI).
Antes de reunirse en persona con ese agente encubierto, Rocha recibió un mensaje por la aplicación WhatsApp que decía: “Tengo un mensaje para ti de parte de tus amigos en La Habana. Se trata de un asunto delicado”.
Rocha contestó “no entiendo, pero puedes llamarme”, según las autoridades estadounidenses.
Las conversaciones en persona con el agente encubierto ocurrieron en Miami y fueron grabadas. Rocha supuestamente contestó “sí” cuando el agente le indicó que había sido contactado para “establecer un nuevo plan de comunicación”, indicó un informe de BBC Mundo.
Rocha también le habría contado al agente encubierto cómo logró infiltrarse “poco a poco” en el gobierno estadounidense.
“Sabía exactamente cómo hacerlo y obviamente la Dirección [la agencia de inteligencia de Cuba] me acompañó... Es un proceso largo y no fue fácil”, supuestamente le dijo al agente del FBI.
Foto del 8 de mayo del 2013 donde Manuel Rocha habla durante una rueda de prensa en Santo Domingo, República Dominicana. (EFE/Orlando Barría /ARCHIVO).
En las conversaciones grabadas, Rocha supuestamente habló de alguien que trabajaba con el gobierno cubano bajo el nombre de Ana y dijo: “Lamentablemente, ella habría hecho mucho más si no la hubieran traicionado”.
De acuerdo con periódicos internacionales reconocidos, si bien los documentos judiciales no identifican a la persona en cuestión, una ciudadana estadounidense llamada Ana Montes fue condenada por espiar para el gobierno cubano mientras trabajaba en la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono. Pasó más de 20 años tras las rejas.
Ana Belén Montes (nacida el 28 de febrero de 1957) es una ex analista estadounidense de la Agencia de Inteligencia de Defensa de los Estados Unidos que espió en nombre del gobierno cubano durante 17 años. Montes fue arrestada el 21 de septiembre de 2001 y posteriormente fue acusada de conspiración para cometer espionaje para el gobierno de Cuba. Montes se declaró culpable de espionaje y, en octubre de 2002, fue sentenciado a una pena de prisión de 25 años, seguida de cinco años de libertad condicional. [3][4] Fue liberada el 6 de enero de 2023, después de haber cumplido 20 años tras las rejas.
En una de las conversaciones, Rocha dijo que para cubrir sus rastros se refería a Cuba como “la isla” y llevaba una “vida normal” haciéndose pasar por una “persona de derecha”.
De acuerdo con la agencia AP, antiguos colegas y amigos de Rocha lo describieron como un admirador del expresidente Donald Trump, quien tuvo una postura dura hacia Cuba.
La denuncia menciona que Rocha le dijo al agente encubierto que la primera vez que probó su lealtad fue en Chile en 1973, el año en que el general Augusto Pinochet, con el respaldo de Estados Unidos, derrocó al gobierno socialista de Salvador Allende, indicó AP.
“Deben haberte dicho algo porque mencionaste Chile”, comentó Rocha al agente encubierto, que le dijo que lo había contactado a petición de altos mandos de la Dirección de Inteligencia de Cuba. “Eso me inspiró confianza”.
Los fiscales dijeron que el día en que arrestaron a Rocha le mostraron una foto del empleado encubierto del FBI con quien supuestamente se había reunido varias veces. Los investigadores le preguntaron si lo conocía. Le dijeron que se había hecho pasar por miembro de la inteligencia cubana para acercarse a él.
Rocha negó haber conocido al empleado del FBI. Luego se le presentó una imagen de él y del empleado del FBI sentados juntos, dicen los fiscales, y Rocha les dijo a los investigadores que había conocido al empleado una vez y que no sabía quién era.
Según la acusación, los vínculos de Rocha con Cuba siguieron hasta mucho después de su salida del servicio diplomático, cuando trabajó en el sector privado. Su más reciente trabajo fue como asesor comercial de alto nivel de una empresa internacional de relaciones públicas y de un destacado despacho de abogados estadounidense.
Comentarios