LA NIÑA DE PLACETAS, que luchó contra la dictadura de Batista, y la NIÑA DEL ESCAMBRAY, que se levantó en armas contra la dictadura castrista. Fue la única mujer combatiente en las filas de los rebeldes opuestos a Castro. Fue presa política 'plantada'.
Zoila Águila Almeida, guerrillera y exprisionera política cubana, falleció en Miami en 2021 por coronavirus. Cuando llegó a Estados Unidos, no tenía documentos legales para estabilizar su situación, pero el abogado cubano Willy Allen se encargó del caso y logró ayudarla.
Su vida fue bastante dolorosa, una triste consecuencia de una dictadura de más de 6 décadas. De Placetas, Villa Clara, lugar donde nació, siendo todavía adolescente, se fue para el Escambray a combatir al régimen de Batista; fue entonces cuando la apodaron la "Niña de Placetas".
(JULIO EMILIO CARRETERO)
Hay una historia que describe bien el nervio del joven guerrillero. contada por uno de los supervivientes de la gesta heroica. Rodeados en una triple valla, los hombres de Carretero se disolvieron, tratando de cruzar las líneas de Castro sin ser detectados. Uno por uno, los aliados estaban cruzando la cerca, se encontraron después de todo al borde de un arroyo. Carretero contó cabezas. Dos desaparecidos. Manolo y Zoila. La preocupación aumentó cuando comenzaron a escuchar disparos en la distancia. Carter, que tenía buen oído para las balas, podía discernir entre disparos de ametralladoras y rifles checos martillando Manolo Garand y M1 de La Niña. Los rebeldes comenzaron a correr hacia el sonido de los disparos para rescatar a la pareja. El M1 de repente se silenció. Solo escuchaba el canto del Garand, la grieta aguda del rifle y el traqueteo de las ametralladoras. Carretero gritó una maldición, pensando que Zoila había caído en combate y solo Manolo estaba luchando. Al atacar a la milicia en un fuego cruzado y dispersarla, los rebeldes se sorprendieron. Tendido en un matorral, con una lesión en el hombro estaba Manolo Munsö. A su lado, una humeante garand, Zoila Águila luchaba sola contra un escuadrón de milicianos.
El 'gobierno revolucionario' la desencantó. Apreció que los abusos contra los ciudadanos se hicieron más graves y frecuentes. Los derechos del individuo fueron cortados despiadadamente. No aguantó y de nuevo retornó a las montañas con las armas en las manos.
El castrismo dispuso una intensa campaña propagandística en su contra. La acusaron de crímenes de moral y de maldades indecibles. El objetivo era evitar que más mujeres se incorporaran a la lucha armada.
Zoila se alzó junto a su esposo Manolo M. de la Guardia. Combatieron juntos hasta que la ofensiva castrista, compuesta por decenas de miles de hombres pertrechados con la parafernalia militar más avanzada de la época, los apresó.
Fueron delatados por el traidor Alberto Delgado, el cobarde llamado Hombre de Maisinicú. La "Niña del Escambray" luchó junto a jefes guerrilleros de la talla de Osvaldo Ramírez, Tomás San Gil y Julio Emilio Carretero; los dos primeros muertos en combate.
Carretero fue fusilado en La Cabaña junto a Manolo, su esposo, el 14 de julio de 1964, además de otras 12 personas. Fue encerrada por la Seguridad del Estado en una celda contigua a la de su marido, con quien se comunicaba a gritos hasta que un sicario ordenó su traslado.
Días después, un esbirro se acercó a la presa y le dijo de la forma más vulgar e irrespetuosa posible, "Anoche nos echamos a tu marido". A partir de ese momento, inició un proceso irreversible que la condujo a perder la razón.
Esto lo confirma la exprisionera política Aracely San Román, amiga y compañera de la guerrillera, que afirma que la muerte del hermano y de su esposo fue devastadora para Zoila. Durmió en las laderas de los montes y a tiro limpio rompió los cercos de las milicias castristas.
En la manigua, parió dos hijas y ambas murieron en sus brazos de hambre y sed. Para 1963, Zoila era jefa de una guerrilla de doce hombres, veterana de centenares de escaramuzas en los montes villareños. En una ocasión, se batió sola contra un pelotón de milicia.
A Zoila la encerraron en el Príncipe Negro, un cuarto tapiado subterráneo, lleno de ratas. Fue condenada a 30 años de cárcel. Como plantada, nunca se doblegó. La golpearon con tubos de manguera. Quemó colchones y fue enviada a celdas de castigo, sin comida ni agua.
Rompieron su mente, pero no su espíritu. La locura se apoderó de Zoila, pero ella aún demente, se negó a rehabilitarse. Era mucho el sufrimiento. Dos hijas muertas. Manolo fusilado. Carretero enterrado junto a Manolo en una fosa común. Meses en celdas de castigo. Torturas. Golpizas. Hambre. La volvieron loca pero no lograron doblegarla.
En la cárcel de mujeres, sentada en su camastro, se pasaba horas envuelta en trapos, vestida como una leprosa, sin hablar. Cuando se le permitía salir al patio, se encaramaba en las matas, donde se pasaba largo rato, la vista perdida en un horizonte lejano.
Después de cumplir más de la mitad de su condena, llegó a Miami, fue una de las últimas presas en salir de Cuba. Allí, vivía encerrada en su cuarto.
No aceptaba visitas y no quería ir a las oficinas del gobierno para buscar ayuda. Unas amigas convencieron a un médico para que la entrevistara en el pasillo del edificio y certificara su condición. Era un caso incurable.
Sin discusión, el proceso guerrillero de 1960 al 1966, costó las vidas de por lo menos tres mil cubanos de ambos lados de la contienda, causó el presidio de miles de otros, y afectó la vida de una nación entera.
Fuentes: Escambray:LaGuerraOlvidada/EnriqueEncinosa/Excerpt/ InternetPhotos/www.thecubanhistory.com ESCAMBRAY MOUNTAINS, CUBA: Historia de "La Niña de Placetas". La Historia de Cuba, Arnoldo Varona, Editor
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